12 problemas comunes de las plantas de aloe

La pudrición es un problema común para muchas variedades de suculentas y, en el caso del aloe, dos tipos de pudrición infectan la planta y pueden dañar su salud y crecimiento. Se trata de pudriciones de raíces y tallos. Raíz podrida Ambos son sigilosos porque las raíces están escondidas bajo tierra, pero síntomas como decoloración, hojas marchitas y caídas, malos olores y retraso en el crecimiento apuntan a una podredumbre subyacente. Si desentierras la raíz, verás que se ha vuelto negra y viscosa. La enfermedad es causada por infecciones fúngicas y bacterianas, especialmente si la planta ha estado en suelo pantanoso durante demasiado tiempo. En casos severos, la podredumbre se propaga desde las raíces e infecta el tallo de la planta. La pudrición del tallo se agrava en condiciones de humedad y frío.

Replantar un aloe infectado es la única forma de conservar la savia. Después de retirar la planta, inspeccione el sistema de raíces y corte las raíces podridas y muertas. Transfiérelo a una maceta nueva con orificios de drenaje y use tierra nueva. Si el tallo está podrido, tome un esqueje sano del tallo para propagar la planta. Para evitar la recurrencia de enfermedades fatales en el futuro, no riegue el aloe y permita que la tierra se seque entre riegos.

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