Aprovechando el poder de una antigua alianza: plantas y hongos

Índice
  1. comunicación mutualista
  2. ¿Asociación selectiva?
  3. Hongos AM en la agricultura
  4. La promesa de una alianza selectiva

plantas y hongos micorrízicos arbusculares (AM) comparten una conexión tan antigua como el tiempo mismo. Esta antigua relación simbiótica, que tiene sus raíces hace unos 500 millones de años, fue el principal catalizador de la transición de la vida vegetal a la tierra. Hasta el día de hoy, sigue siendo fundamental para la evolución de las plantas y la salud de nuestros ecosistemas.

comunicación mutualista

Los hongos AM interactúan con las raíces de las plantas. En lugar de carbono, esparcen sus micelios en el suelo, buscando nutrientes que no están disponibles para las plantas. Pero su papel no se limita a mejorar la absorción de nutrientes. Estos hongos fortalecen las defensas de las plantas y las protegen de plagas y enfermedades.

¿Asociación selectiva?

Investigaciones recientes han analizado la capacidad de las plantas para unirse selectivamente a ciertos hongos que ofrecen los beneficios defensivos más fuertes. Si se confirman, los resultados podrían tener implicaciones de gran alcance para la agricultura sostenible y la restauración de ecosistemas.

Hongos AM en la agricultura

El uso de hongos AM en la agricultura no es nuevo. Se conoce su capacidad para aumentar el crecimiento y la productividad de los cultivos. Sin embargo, su eficacia en el campo puede variar drásticamente debido a muchos factores, incluidos los desajustes entre los requisitos de nutrientes de los cultivos y las capacidades de los hongos.

La promesa de una alianza selectiva

Si las plantas realmente pueden seleccionar hongos que aumenten su resistencia a plagas y enfermedades, esto podría representar un cambio de paradigma en la forma en que abordamos la agricultura. Este conocimiento puede reducir la dependencia de los pesticidas sintéticos y contribuir a la protección del medio ambiente. Puede revolucionar la agricultura, la conservación y la restauración de los ecosistemas aprovechando una de las asociaciones más antiguas del mundo para un futuro sostenible.

Paralelamente, un estudio reciente investigó el potencial del uso de residuos de cultivos en la agricultura para desarrollar métodos sostenibles de control de plagas. Un estudio encontró que los compuestos bioactivos extraídos de las hojas de papa se pueden controlar Botritis cinerea, un hongo fitopatógeno que causa importantes pérdidas económicas en la producción frutícola. La fracción bioactiva inhibió el crecimiento de B. cinerea sin efectos prooxidantes ni antioxidantes, lo que indica su potencial como biofungicida. Este resultado muestra el potencial sin explotar de los residuos vegetales en el desarrollo de mecanismos respetuosos con el medio ambiente contra las plagas.

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